DISPARA, YO YA ESTOY MUERTO.
Es una novela que la podíamos clasificar dentro de narrativa dramática y ficción , aunque algunos de los personajes que aparecen han formado parte de la historia real y al final del libro aparece un glosario con los nombres de ellos.
Es la historia de dos familias que persiguen sus sueños y luchan por sobreponerse a su propio destino. Que se entrelazan en momento claves de su realidad, desde finales del siglo XIX hasta 1948 y que nos cuenta sus vidas en ciudades tan emblemáticas como Varsovia, San Petersburgo, París o Jerusalén. Es una historia llena de historias, una gran novela que esconde dentro muchas novelas y que desde su enigmático título hasta su inesperado final, alberga más de una sorpresa, mucha aventura y emociones a flor de piel.
Marian Miller, cooperante de una ONG, debe realizar un informe sobre los asentamientos ilegales de los judíos en territorio palestino. Para ello pretende recoger las versiones de ambos lados, una decisión que la llevará a citarse en Jerusalén con Ezequiel Zucker, un anciano que tiene, como tantas personas, muchas cosas que contar e, incluso, algún secreto que ocultar... Así, como si se tratara de un enorme puzzle en el que encajar muchas y complejas piezas, el viejo Ezequiel le irá relatando la historia de su familia, mientras ella le ofrecerá la versión árabe.
A mi me ha gustado muchísimo y me ha acercado a conocer el problema Judío - Palestino, que es noticia de actualidad, todos los días. Cuando termines el libro, cada uno llegará a la conclusión de quién es la víctima y quién el verdugo, me imagino que eso es como todo, cada uno enfocaremos el problema de formas diferentes; he ahí la grandeza de la libertad de expresión, poderte decantar, de uno u otro lado.
Pero mi conclusión final, es que sobre todo, está la condición humana, que siempre hay que tener en cuenta y que por encima de las patrias están las personas.
Os recomiendo su lectura, ya me diréis.
María Cruz García López
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